Bienvenid@s al curso 2018-2019

Este blog pretende ser una ayuda para el estudio de la asignatura de Ciencias de la Tierra y Medio Ambiente de los alumnos de 2º de Bachillerato.

A lo largo del curso irán apareciendo entradas con comentarios sobre las unidades didácticas, noticias relacionadas con el medio ambiente, ejercicios de selectividad, recordatorio de fechas de exámenes, presentaciones o animaciones de distintas partes del libro, etc.

Y recuerda que: "Si se siembra la semilla con fe y se cuida con perseverancia, solo será cuestión de recoger sus frutos". (Thomas Carlyle)

martes, 9 de febrero de 2010

Los maremotos pueden anunciar su llegada por cable

Mañana del 26 de diciembre de 2004. Un sismo de magnitud 9,3 sacude el mar frente a la costa de Sumatra (Indonesia). Dos gigantescas olas surcaron el Índico hacia el oeste y el este. Unas 265.000 personas murieron.

FUENTE Público 08/02/2010

Ahora, un equipo de investigadores ha comprobado que aquel tsunami generó una corriente eléctrica que viajó por los cables submarinos casi a la velocidad de la luz, llegando a las costas mucho antes de que lo hicieran las inmensas olas que arrasaron el litoral.

En un estudio que aparece en la edición de febrero de la revista Earth, Planets and Space, un equipo de investigadores rusos, estadounidenses e indios se preguntan: ¿puede la medición del voltaje submarino detectar tsunamis? Según el modelo que han diseñado, la respuesta es afirmativa.

Gracias a la sal, el agua del mar es un magnífico conductor. Aunque el voltaje concreto en cada zona del globo depende de muchos factores (posición respecto al campo electromagnético de la Tierra, tormentas solares o ionización atmosférica, entre otros), las variaciones de voltaje en cada zona determinada son muy bajas. En condiciones normales, no van más allá de los 2 milivoltios (mV). Aquella mañana, la oscilación de la corriente eléctrica superó los 500 mV.

Los investigadores sostienen que esta brusca oscilación provocada por el maremoto presentó una periodicidad característica en las variaciones de voltaje observadas. El agua agitada interfirió entonces en el campo electromagnético alrededor de los cables de telecomunicaciones que había en el lecho del mar. El diferencial que fluía desde el centro del cable hasta el exterior viajó a lo largo de los cables submarinos como una corriente eléctrica secundaria, como si de un cable de la luz se tratara. Para este trabajo, los investigadores estudiaron los tres principales conductos de fibra óptica de la zona.

Como explica el profesor de la Universidad de Colorado (EE.UU.) y principal responsable del estudio, Manoj Nair, este ruido eléctrico de fondo depende de muchos elementos, como la longitud del cable o la corriente de origen no oceánico, lo que obliga a calcular un voltaje promedio en cada zona.

A LA VELOCIDAD DE LA LUZ

Pero una vez establecida esa corriente normal, se podría recoger cualquier oscilación significativa con voltímetros desplegados en la cabecera de la red de fibra, convertidos entonces en sensores. "La gran ventaja que ofrece es que el cambio en el voltaje viaja por el cable a una velocidad muy cercana a la de la luz", añade.

La gran ola de 2004 llegó en 15 minutos a Aceh, en el norte de la isla de Sumatra, y arrasó las costas de Tailandia y Sri Lanka (los otros dos países más afectados) dos horas después; tiempo suficiente para avisar a la población si hubiera existido un sistema de alertas de tsunamis.

Desde 2004, se está desplegando en el Índico una serie de sensores. Nair no pretende sustituir esta red, lo suyo es sólo una simulación tecnológica. Pero su estudio sí aporta una alternativa que ya está desplegada. Además, el mapa de cables submarinos coincide con algunas de las zonas de mayor riesgo, como el Mediterráneo oriental, el océano Índico o el mar de China.

Autor: Miguel Ángel Criado

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miércoles, 3 de febrero de 2010

No diga calentamiento global

El término "calentamiento global", que ha cuajado tanto en los medios de comunicación, en el mundo de la política, a nivel popular y, por qué no decirlo, también entre los científicos, me hace reflexionar acerca de lo que realmente significa y si realmente se está utilizando correctamente.

FUENTE El País Digital 03/02/2010

Lo primero que hay que exponer es que el término original, global warming, fue introducido por un científico, Wallace S. Broecker, hace ya bastantes años en el artículo Climate Change: are we on the brink of a pronounced global warming? publicado en la prestigiosa revista Science allá por 1975. Seguramente Broecker no se imaginó en su día lo que parte del título de ese artículo llegaría a representar. Cuando el año pasado ganó la primera edición del ya prestigioso premio de la Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, en su categoría de Cambio Climático, con sus primeras declaraciones comentó que sería una lástima que se le fuera a recordar únicamente por haber acuñado ese término. Y tiene razón; su obra es muy extensa y de gran calidad, lo cual fue valorado por el jurado -del que tuve el honor de formar parte-, y le llevó a conseguir el premio frente a una impresionante constelación de competidores.

El primer comentario que me viene a la cabeza es lo mal que, en este contexto, "asimilamos" en castellano la palabra "global". Se trata de un calificativo de globo (por supuesto referido al planeta Tierra). Su sinónimo más próximo sería "mundial" y el significado en calentamiento global lleva implícito un valor medio, un promedio, ya que es imposible que el mundo se caliente por igual en todas sus partes. Sería absurdo pensar que el planeta tenga un rico mosaico de climas y que, por arte de magia, fueran a cambiar todos de la misma forma. El siguiente comentario hace referencia a la propia medida de la temperatura. Cuando se dice que la temperatura en Lisboa es de 14,5° C se interpreta, sin excepción y correctamente, que esa temperatura corresponde al aire cerca del suelo. Volviendo al objeto del término que origina mi comentario, debería entonces interpretarse como "calentamiento medio mundial del aire cerca del suelo". Ya entiendo que cambiar a estas alturas la interpretación que se hace de calentamiento global es imposible y por esa razón propongo su eliminación del lenguaje ordinario. A sabiendas de que voy a tener poco éxito con mi propuesta, insisto, deberíamos quitarnos de encima ese calentamiento global.

El problema es que dar una alternativa también es difícil, pero lo voy a intentar, al menos. Empiezo por reconocer que la insistencia del IPCC en utilizar la temperatura para hablar del cambio climático, cuando resume sus informes de evaluación con el fin de llegar a los responsables de las políticas, a los medios de comunicación y a la sociedad en general, ha favorecido el uso indebido del término calentamiento global. Un cambio de clima en el planeta Tierra afecta a otras muchas variables -precipitación, viento, humedad, nubosidad, etcétera-, no sólo del aire en las capas bajas, y no sólo a sus valores medios sino también (y esto es muy importante) a su variabilidad tanto temporal como espacial. Miren, la temperatura, por ejemplo, ya que estamos con ella, no tiene por qué aumentar lo mismo siempre y en todo lugar. Incluso podría disminuir en algún lugar y en algún momento. Curiosamente, ese "siempre y en todo lugar" es lo que muchas veces se toma como única acepción de "global" y eso es simplemente indebido.

Lo que propongo es utilizar como alternativa "cambio climático", pero con una condición. Mi análisis vuelve a estar centrado en el término en inglés de donde ha derivado su incorporación a nuestro lenguaje. Se habla en los documentos oficiales originales de climate change, no de climatic change, lo que ocurre es que se añade que está referido a su origen en la actividad humana. Posiblemente la traducción mejor hubiera sido cambio de clima, y añadir, de origen antrópico, pero esto también es imposible de cambiar. Así se estaría cumpliendo con el hecho de que el clima en la Tierra siempre ha cambiado (de forma natural) y con la situación problemática actual de estar haciéndolo como consecuencia de la actividad humana.

Una de las manifestaciones del cambio de clima de origen antrópico, o cambio climático, es la tendencia positiva observada en la temperatura media del aire junto al suelo, pero eso sólo es una de las manifestaciones. Por hacer un pequeño resumen, ese calentamiento es mayor en las regiones polares y sobre los continentes que en el resto; la temperatura media de la estratosfera presenta tendencia negativa; los patrones de viento están cambiando, lo mismo que el régimen mundial de precipitación, con un incremento medio; la humedad media está aumentando; los ciclones tropicales atlánticos están siendo cada vez más potentes; se están fundiendo los hielos continentales; se está elevando el nivel medio del mar... y otras muchas cosas.

Hoy día sabemos que todo eso es consecuencia de la actividad humana y que dicha actividad, de continuar, acentuará mucho más lo que ya hemos observado. Si quieren, a todo eso le pueden llamar calentamiento global, yo prefiero llamarle cambio climático, que resulta más corto y cómodo de decir que cambio de clima de origen antrópico del planeta Tierra. Eso, al fin y al cabo, es lo que significa.

Autor: Sergio Alonso Oroza (catedrático de Física de la Tierra de la Universidad de las Islas Baleares y profesor visitante en la Universidad de Lisboa)

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